BUENOS AIRES.- El cardenal Jorge Bergoglio aseguró que siempre se sintió como "un obispo cualunque" durante sus seis años al frente del Episcopado, y destacó la unidad y fraternidad que existe en la Iglesia argentina. El preladoserá reemplazado en la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) por el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, luego de seis años y a poco más de un mes de presentar su jubilación como arzobispo de Buenos Aires al cumplir 75 años.
"Me sentí siempre como los demás. Hablé como un obispo cualunque. Como presidente (del Episcopado), no", señaló Bergoglio, en un breve análisis de su gestión. No obstante, en una entrevista publicada en el sitio web de la CEA, el prelado prefirió no hacer un balance al frente de ese organismo desde 2006, al considerar que es mejor "que lo hagan otros".
Destacó "la unidad y la fraternidad que hay" entre sus pares y resaltó: "eso lo vivo desde 1992, cuando entré al Episcopado". "Siempre hay cosas que cambiar. Pensar en que podemos ser un poco más santos todos. Ante la santidad siempre hay que meterle, no hay que parar. Eso sí: estar más cerca de Jesús. Todos tenemos que hacer un esfuerzo para acercarnos a Jesús", agregó.
Señaló que le gusta "callejear" ya que "cualquier rincón de Buenos Aires tiene algo que decirnos". Y reveló además que no tiene teléfono celular y que no sabe manejar una computadora. "Generalmente escribo todo a mano, si tengo que dar una conferencia la escribo a mano y la canciller, que me conoce la letra, me las pasa. Esto no es un desprecio a la tecnología, simplemente que no he tenido tiempo de abocarme a eso", agregó.
Según dijo, se informa "por el diario papel a la mañana", lo que no le "lleva más de 20 minutos". "Y no sé qué es, pero tengo una habilidad o capacidad de leer en diagonal, de pescar justo los puntos clave, desarrollarlos y entender qué hay detrás y, si no, preguntar. En general a la mañana ya estoy informado", agregó.
Una bisagra
En tanto, Arancedo tendrá la tarea de recomponer, como nuevo jefe de la Iglesia argentina, la relación con la gestión kirchnerista, en una época donde podría avecinarse otra sensible discusión como la despenalización del aborto.
El triunfo de Arancedo representó también una nueva victoria del ala moderada de la Iglesia -a la que también pertenecía Bergoglio-, por sobre los prelados más conservadores.
Pero este cambio que se propone en la cúpula de la Iglesia católica argentina, no presagia una modificación sustancial, porque Arancedo es cercano a Bergoglio e incluso fue durante los últimos años "su" vice segundo en la CEA.
Como arzobispo de Santa Fe, Arancedo tuvo pronunciamientos "dialoguistas" sobre el aborto y el matrimonio igualitario, que a partir de su asunción tendrán otra relevancia, como en su momento ocurrió con los dichos del cardenal primado de la Argentina.
Planteo oficialista
Respecto del cambio en la CEA, la diputada nacional por el Frente para la Victoria Diana Conti destacó que en la Argentina la Iglesia es muy importante, por lo que reclamó que "debe adaptarse a los tiempos actuales". Se refirió al rol de la Iglesia en el país respecto de los nuevos derechos adquiridos por las minorías y la discusión sobre el aborto.
En ese sentido, la legisladora kirchnerista expresó su deseo de que el arzobispo Arancedo tenga "un cambio" de postura. "Es relevante la postura de actores sociales como la Iglesia, que nos tiene que importar, seamos creyentes o no; creo que debe adaptarse a los tiempos actuales por sus propios peregrinos", remarcó. (NA-DyN-Especial)
"Me sentí siempre como los demás. Hablé como un obispo cualunque. Como presidente (del Episcopado), no", señaló Bergoglio, en un breve análisis de su gestión. No obstante, en una entrevista publicada en el sitio web de la CEA, el prelado prefirió no hacer un balance al frente de ese organismo desde 2006, al considerar que es mejor "que lo hagan otros".
Destacó "la unidad y la fraternidad que hay" entre sus pares y resaltó: "eso lo vivo desde 1992, cuando entré al Episcopado". "Siempre hay cosas que cambiar. Pensar en que podemos ser un poco más santos todos. Ante la santidad siempre hay que meterle, no hay que parar. Eso sí: estar más cerca de Jesús. Todos tenemos que hacer un esfuerzo para acercarnos a Jesús", agregó.
Señaló que le gusta "callejear" ya que "cualquier rincón de Buenos Aires tiene algo que decirnos". Y reveló además que no tiene teléfono celular y que no sabe manejar una computadora. "Generalmente escribo todo a mano, si tengo que dar una conferencia la escribo a mano y la canciller, que me conoce la letra, me las pasa. Esto no es un desprecio a la tecnología, simplemente que no he tenido tiempo de abocarme a eso", agregó.
Según dijo, se informa "por el diario papel a la mañana", lo que no le "lleva más de 20 minutos". "Y no sé qué es, pero tengo una habilidad o capacidad de leer en diagonal, de pescar justo los puntos clave, desarrollarlos y entender qué hay detrás y, si no, preguntar. En general a la mañana ya estoy informado", agregó.
Una bisagra
En tanto, Arancedo tendrá la tarea de recomponer, como nuevo jefe de la Iglesia argentina, la relación con la gestión kirchnerista, en una época donde podría avecinarse otra sensible discusión como la despenalización del aborto.
El triunfo de Arancedo representó también una nueva victoria del ala moderada de la Iglesia -a la que también pertenecía Bergoglio-, por sobre los prelados más conservadores.
Pero este cambio que se propone en la cúpula de la Iglesia católica argentina, no presagia una modificación sustancial, porque Arancedo es cercano a Bergoglio e incluso fue durante los últimos años "su" vice segundo en la CEA.
Como arzobispo de Santa Fe, Arancedo tuvo pronunciamientos "dialoguistas" sobre el aborto y el matrimonio igualitario, que a partir de su asunción tendrán otra relevancia, como en su momento ocurrió con los dichos del cardenal primado de la Argentina.
Planteo oficialista
Respecto del cambio en la CEA, la diputada nacional por el Frente para la Victoria Diana Conti destacó que en la Argentina la Iglesia es muy importante, por lo que reclamó que "debe adaptarse a los tiempos actuales". Se refirió al rol de la Iglesia en el país respecto de los nuevos derechos adquiridos por las minorías y la discusión sobre el aborto.
En ese sentido, la legisladora kirchnerista expresó su deseo de que el arzobispo Arancedo tenga "un cambio" de postura. "Es relevante la postura de actores sociales como la Iglesia, que nos tiene que importar, seamos creyentes o no; creo que debe adaptarse a los tiempos actuales por sus propios peregrinos", remarcó. (NA-DyN-Especial)